LA POLILLA INVASORA DEL BOJ

LOS CAZADORES PREOCUPADOS POR LA PROLIFERACIÓN DE ESTA PLAGA.

 

 

Cazadores de diversos cotos del noroeste del pirineo navarro se han puesto en contacto con ADECANA trasladando su preocupación por la afección que la llamada Oruga del Boj está teniendo tanto en los bojerales del sotobosque se sus acotados, como en los arbustos ornamentales de esta planta en los pueblos. Ante lo que sin duda parece un importante problema, la Asociación de Cazadores Navarros se ha interesado por esta grave situación, ya que si sigue extendiéndose al resto de Navarra, como parece que va a ocurrir si no se remedia, va a perjudicar al monte y a las especies que habitan en él, ya que el boj es una especie beneficiosa para el monte, fundamental para la sujeción del terreno y protección de la fauna tanto cinegética como protegida.
Puestos en contacto con la Asociación Forestal de Navarra FORESNA-ZURGAIA, les han comentado que han incluido en un número de su revista un interesante artículo que trata este tema, indicando que durante los últimos años y con especial incidencia este último, ha proliferado en el norte de Navarra una plaga conocida como polilla del boj. Dicha plaga introducida a través de plantas ornamentales ha afectado a numerosos setos en la zona de la Regata del Bidasoa concretamente en la zona de Bera y pueblos cercanos), donde ha causado cierta alarma al producir defoliaciones y daños en zonas urbanas, habiéndose desarrollado con posterioridad también en Zubiri y alrededores, y poco a poco es de prever que va a seguir invadiendo y extendiéndose por otras zonas de Navarra.

Descripción

En general el adulto, que es una mariposa, tiene las alas blancas suavemente iridiscentes, con una banda negra y marrón en el margen exterior y un punto blanco característico en el dorso del ala en la celda discoidal. Su envergadura puede alcanzar los 4cm. Los adultos pueden llegar a vivir hasta dos semanas y son buenos voladores. Durante el día tienden a descansar sobre los bojes o en plantas del alrededor. Las aglomeraciones de primeros huevos depositados sobre las hojas de boj, son masas transparentes y gelatinosas que contienen entre 5 y 20 huevos.
Las larvas de color verde claro se caracterizan por tener líneas negras con puntos y pelos blancos y una cabeza negra brillante. Las larvas nacidas de una sola aglomeración de huevos se pueden desplazar por un área de 20 a 25 cm de diámetro sobre un árbol, antes de la pupación. En el último estadio pueden alcanzar una longitud de más de 4cm. Las pupas se encuentran bien escondidas entre las hojas y son difícilmente visibles en el campo.  Son de color verde al inicio de la pupación, y se van convirtiendo en marrón claro, apareciendo una banda oscura, que se corresponderá con los bordes marrones de las alas de los adultos, hacia el final de la pupación.

 

 

Puestos en contacto con Juan Miguel Villarroel, Ingeniero de montes y Gerente de la Asociación Forestal de Navarra FORESNA-ZURGAIA, nos relata los aspectos más importantes de esta plaga.

Juan Miguel afirma que las enfermedades y plagas forestales (y del conjunto de especies naturales) tienen cada vez mayor impacto en la salud de nuestros ecosistemas. Si bien todos hemos visto desaparecer prácticamente de nuestro entorno numerosas especies muy comunes y queridas, en estos momentos, la presión de las enfermedades y plagas es aún mucho mayor. El aumento exponencial, tanto de la entrada de mercancías de todo tipo como del movimiento de personas por nuestras fronteras, está ocasionando una multiplicación del número de organismos potencialmente patógenos para nuestras especies que se introducen y se expanden por nuestros montes. Por otro lado, el cambio climático está generando episodios meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, que dañan y debilitan a nuestros árboles, generando condiciones más favorables para la proliferación de las diferentes plagas y enfermedades.

Este aumento de la entrada de organismos patógenos y el cambio de condiciones climáticas están afectando a multitud de especies, tanto a las autóctonas como a las introducidas, así como a las que ocupan una amplia superficie, o aquellas menos frecuentes.
Actualmente y como sucede con los incendios atendemos a la naturaleza cuando sucede la catástrofe, y ahora toca hablar de la polilla del boj (Buxus sempervirens).

Recientemente hemos podido ver el desastre y devastación que esta plaga ha hecho en los bojedales de la comarca Atlántica de Navarra, sin embargo, el problema es más acuciante porque esta polilla sigue su avance imparable como si del mismo Atila se tratará y da miedo que pueda llegar al Pirineo que a buen seguro es cuestión de tiempo.

 

 

¿De dónde viene?

Pues viene de las regiones templadas y subtropicales del este de Asia incluyendo China, Japón y Corea del Norte de donde podría ser nativa.

¿Cómo llegó?

Según bibliografía a Europa llega en 2007, se registró por primera vez en el suroeste de Alemania y los Países Bajos, después Suiza, Francia, Inglaterra, Austria…una vez ha saltado de continente la expansión es cuestión de tiempo. Se observó en un centro de recogida de envíos de productos de China en Alemania, pero también se especula que pudo llegar al Cáucaso a través de plantas importadas de Italia, para ajardinar la villa olímpica de Sochi. De una u otra forma llegó y llegarán más en un mundo global.

¿Cómo actúa?

Las larvas son voraces y provocan la defoliación de la planta, pero el mayor daño es cuando la larva daña la corteza haciendo que los árboles se sequen y mueran. Lo cual también es un peligro para el tema de incendios forestales. Los daños serán más severos en las regiones en que la polilla pueda completar al menos dos generaciones anuales.

¿Dónde se desarrolla el Boj?

De manera natural se desarrolla en los sotobosques de frondosas, prefiriendo condiciones subhúmedas, a lo largo de laderas de los valles de los ríos, cañones, gargantas, barrancos y aguas termales.

¿Cómo detectar?

Los primeros estadios larvarios se ocultan entre las hojas y son difíciles de detectar, a partir de la tercera fase larvaria en adelante las orugas son más fáciles de detectar, ya que se alimentan en la parte exterior del árbol, protegidas por las mudas que van desprendiendo.
Podemos detectar el daño debido a la alimentación, los esqueletos de hojas, las mudas y los excrementos en un área de 20-25 cm alrededor del lugar de deposición de los huevos. Los adultos son sensibles a las perturbaciones y volarán durante el día si la planta sobre la que reposan es sacudida.

¿Cómo combatirlo?

Debido a la alta movilidad de los adultos y su amplia distribución de su planta huésped, la erradicación es difícil, una vez que se ha establecido en un área, además de no tener enemigos naturales.
El control físico/mecánico en árboles pequeños se puede retirar las larvas de manera manual y repitiendo la operación cada 2-3 días.
El control químico con insecticidas de contacto o sistémico es muy eficaz, pero puede dañar a otras especies que utilizan los bojes como refugio, como arácnidos, y otros insectos. Los insecticidas por ingestión suelen ser muy eficaces, aunque el tiempo hasta la muerte de las larvas suele ser más largo…, pero estos son tratamientos dirigidos a plantas ornamentales, inviable de tratar en el monte.

 

 

¿Qué se puede hacer?

Tal vez adelantarse a lo que va a suceder, podría recoger semilla de Boj, mientras están sanos y guardarlas en un banco de semillas. La plaga llegará y arrasará, pero en el momento que se quede sin alimento morirá, pero al menos tendremos semilla autóctona para poder actuar pasado un tiempo, pero corresponde a los científicos e investigadores establecer este tipo de actuaciones.
Nos falta mucha investigación, mucha inversión en tema de plagas y enfermedades en el mundo forestal, centros de conocimientos, expertos, voluntad política a nivel Europeo, Nacional y Regional. Pero la ciudad, los medios de comunicación miran al monte cuando sucede la catástrofe, y lo más importante, lo más económico lo más eficaz es la prevención y la detección.

 

Aquí os dejamos, en PDF, el artículo publicado en la revista de la Asociación Forestal de Navarra FORESNA-ZURGAIA. Autores: Andrea Sorli Moreno, Ingeniera de Montes y Luis Olza Donazar Ingeniero de Montes, Técnico Foresna-Zurgaia.