Abril, comienzo de la caza del corzo a rececho

ABRIL, COMIENZO DE LA CAZA DE LOS CORZOS ...

ABRIL, COMIENZO DE LA CAZA DE LOS CORZOS MACHOS A RECECHO

EL JUICIO DEL CORZO DESDE LA PERSPECTIVA DE SU GESTIÓN

Tras la temporada de caza en batida, los ejemplares de machos de corzo asignados en los cupos de los POC que no se hayan utilizado en la temporada de caza en batida se autorizan su caza en la modalidad de rececho desde el 1 de abril hasta el 31 de julio de 2022, todos los días.

Para su realización se debe avisar con 24 horas de antelación al Guarderío de Medio Ambiente de la Demarcación, indicando el número del brazalete a emplear, así como la zona/área de la actuación.

Si bien cualquier ungulado cinegético, puede capturarse a rececho, quizás sea el corzo uno de los más difíciles, si no por su entorno vital –el bosque-, sí por lo impredecible de sus costumbres y por la agudeza de sus sentidos. Enfrentarse a todo un especialista del camuflaje en su medio es un auténtico reto que, en muchas ocasiones, puede acabar con la paciencia de muchos.

Conforme pasan los meses cambia la dificultad de su captura

A principios de abril, con muy poca comida dentro el monte después de un duro invierno, y siempre que no hayan empezado a echar en los campos herbicida que entonces ya no salen a ellos, es más fácil observar grupos tanto de machos como hembras en los claros y en los campos de cultivo que empiezan a nacer. En esta época los machos ya están marcando los territorios donde meses más adelante cortejaran a las hembras para cubrirlas, siendo unas fechas en la que se produce el desperdigamiento de los jóvenes machos de años anteriores que son perseguidos y echados de los territorios donde nacieron por los machos adultos dominantes, que a partir de entonces se dedicaran a marcar sus zonas donde no dejaran entrar otros machos que puedan competir con ellos en la monta de las hembras cuando comienza el celo en los meses de julio y agosto.

Conforme avanza mayo, y sobre todo junio, su caza se dificulta en grado extremo, pareciendo que se los “traga el bosque”, ya que se mueven lo menos posible estando encamados la mayor parte del día, saliendo prácticamente de noche a comer. Por ello, la dificultad de verlos es todavía mayor, ya que en el interior de las espesuras hay cada vez más comida, no necesitando por ello salir a terrenos despejados.

Sin embargo, transcurriendo el mes de julio, el cazador vuelve a tener más oportunidades para cazar ese macho de corzo soñado que tantos y tantos días de esperas y fracasos le ha hecho pasar, ya que al acercarse el periodo de celo de estos cérvidos el comportamiento de los machos varía ostensiblemente. Al contrario de los breves periodos que podemos verlos en meses anteriores, limitados exclusivamente al amanecer o a última hora de la tarde, con el celo en su apogeo se les puede ver a todas horas del día en persecución de las hembras que pretenden cubrir, o también muy frecuentemente persiguiendo a otro macho de menor entidad que se haya atrevido con el mismo propósito de entrar en su territorio que lleva meses guardando, dando más oportunidades al cazador para abatir el soñado trofeo de corzo que lleva meses buscando.

Por una caza del corzo donde prime su correcta gestión

Dado que ADECANA mantiene desde hace muchos años un convenio de Colaboración con la Asociación del Corzo Español (ACE), es de interés de ambos el trasmitir a los apasionados recechistas del más pequeño de nuestros cérvidos como se tiene que llevar a cabo esta preciosa modalidad.

Al contrario de cuando la caza era una cuestión de supervivencia y búsqueda de alimento, hoy en día debe ser entendida como una afición que compagine una equilibrada conservación de la especie, lo que requiere una atenta valoración de los ejemplares de nuestro coto antes de proceder a la captura de los que se permita extraer del medio, y para ello los cazadores tenemos la obligación de identificarlos previamente y prejuzgar si el que tenemos delante es el ejemplar más adecuado para cazarlo, o conviene dejarlo para que pueda cumplir su función de pervivencia de la especie.

 

 

Por el contrario de su caza en batida donde por la inmediatez del lance es mucho más difícil su valoración, en su caza a rececho tenemos la oportunidad de poder valorar si el corzo que estamos viendo es el que hay que extraer del campo o si tenemos que respetarlo para que cumpla su función biológica.

Por ello, lo primero que hay que saber, es que si nos conceden en nuestro coto, por ejemplo 10 permisos de corzo a rececho, no tenemos que intentar con ellos el intentar cazar los 10 mejores ejemplares que veamos, sino que hay que quitar tanto ejemplares jóvenes de primera y segunda cabeza o incluso algunos más viejos, que por sus hechuras o estado físico no van a llegar a nada bueno, dejando los que en esos tramos de edad se ve que van a tener un futuro como trofeos. Esto lo que se llama caza selectiva, que sirve para mejorar la calidad genética de nuestras poblaciones. Y en lo que respecta a los corzos de más edad, como acertadamente expone el gran conocedor de esta especie el fundador y presidente honorario de la ACE Pablo Ortega, cazar lo que a él le apasiona los que él denomina “corzos cumplidos” (que son aquellos que habiendo ya desarrollado durante varios años su capacidad reproductora y han cumplido su ciclo vital y han iniciado su declive físico) y si encima de este correcto planteamiento todavía portan un imponente trofeo, pues enhorabuena para el cazador, que encima se lleva a casa un buen recuerdo de una caza bien hecha.

Detalles en los que nos tenemos que fijar para enjuiciar a los corzos

Tal como expone el actual presidente de la ACE el doctor en Ciencias Biológicas Floren Marquina, podemos fijarnos en una serie de detalles que nos permitan aproximarnos a enjuiciar al animal:

  • Plano de las rosetas

Es conocido por la mayoría de los aficionados al corzo, y los últimos estudios así lo demuestran de forma taxativa, que el plano de las rosetas con respecto al hueso frontal va variando a medida que los corzos ganan en edad. Así los machos de primera cabeza, presentan un plano de rosetas cóncavo, dirigido hacia el frontal en el espacio que queda entre las cuernas. A medida que el corzo adquiere mayor desarrollo físico, este plano va ganando la componente horizontal para tornarse convexo, en los corzos de mayor edad

  • Altura de la cuerna

Aunque no sea un parámetro relacionado directamente con la edad del animal, si es cierto que puede ser requerido cuando de lo que se trate es de efectuar una extracción trofeística. Para ello lo mejor es realizar una comparativa de la altura de las astas con la longitud del pabellón auricular del animal, más o menos constante en los corzos a partir de los dos años de vida, y que varía de 120 a 150 ms.

  • Diámetro de la roseta

Parece demostrado, aunque con enormes variabilidades poblacionales, que a medida que aumenta la edad del animal se incrementa el perímetro de las rosetas, independientemente, incluso, del resto de parámetros de la cuerna. Un método sencillo de estimar en el campo esta medida es compararla con el diámetro del ojo del animal. Partiendo de la base de que la órbita ocular de un corzo adulto presenta un diámetro aproximado de 30 a 33 mm, podemos estimar que un corzo cuya roseta sea superior al diámetro ocular, tiene más de dos años.

  • Grosor del cuello

Y por último, el cuello sin duda es otro factor que, tanto en machos como hembras, puede darnos pistas de la edad del animal. Así, animales con un cuello corto y grueso tiene más edad que los de cuello largo y fino, más propio, este último de crías y subadultos. Y por supuesto, el comportamiento, ya que los animales de más edad suelen ser muchos más cautelosos que otros más jóvenes.


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